Ese no es el camino. Más se podría gastar y menos
déficit tendríamos si se reformara la Administración, si se reorganizara la
estructura territorial del Estado.
Pero claro, aquí se va a lo fácil, no se piensa más allá
de las próximas elecciones. Nuestros políticos no piensan en el futuro de
España, piensan en su futuro, en su interés.
La administración española es un monstruo que no
deja de gastar y los políticos no están dispuestos a recortarse privilegios y
prebendas.
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